MORELIA, Mich. (apro).- El pasado lunes 24, horas antes de la cena de Navidad, la vivienda de María Elena López Bautista, de 41 años, ubicada en la calle Joaquín de Rivadeneira número 51 de esta capital, ardió en llamas.
Al momento del incendio, que ahora se sabe fue provocado, se encontraban en el interior de la casa María Elena y sus tres hijos: Jessica Monserrat, Jorge y Oscar Servín López, de 19, 18 y 13 años, respectivamente.
Peritos de la Procuraduría General de Justicia del estado (PGJ) descubrieron algo todavía más aterrador al hacer su trabajo: que las cuatro víctimas estaban maniatadas y amordazadas y más: que todas tenían el tiro de gracia.
Dicho de otra manera, que la familia fue ejecutada antes de ser calcinada, con el evidente propósito de borrar los indicios del múltiple homicidio.
Pero en esta truculenta historia hay un dato más: el padre de la familia asesinada, Eleuterio Servín Cortés, es uno de los 20 michoacanos acribillados en Acapulco, Guerrero, el 30 de septiembre de 2010, cuando presuntamente fueron confundidos con integrantes del crimen organizado.
Sin embargo, la PGJ dijo desconocer si este vínculo pudiera tener relación con las ejecuciones y el incendio; sólo mencionó que se mantienen abiertas todas las líneas de investigación.
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